3. recordamos ante Dios, nuestro Padre, qué activa es la fe que ustedes tienen, qué esforzado su amor y qué firme la esperanza que han depositado en nuestro Señor Jesucristo.
4. Sabemos bien, hermanos queridos de Dios, cómo se llevó a cabo la elección de ustedes.
5. Porque el mensaje evangélico que les anunciamos no se redujo a palabras hueras, sino que estuvo acompañado de poder, de Espíritu Santo y de profunda convicción. Bien saben que nuestro comportamiento entre ustedes fue para su bien.
6. En cuanto a ustedes, siguieron nuestro ejemplo y el del Señor al recibir la palabra en medio de grandes dificultades, pero con la alegría que proporciona el Espíritu Santo.