35. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
36. Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?
37. Pues ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?
38. Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.