San Mateo 27:13-30 Dios Habla Hoy (DHH)

13. Por eso Pilato le preguntó:—¿No oyes todo lo que están diciendo contra ti?

14. Pero Jesús no le contestó ni una sola palabra; de manera que el gobernador se quedó muy extrañado.

15. Durante la fiesta, el gobernador acostumbraba dejar libre un preso, el que la gente escogiera.

16. Había entonces un preso famoso llamado Jesús Barrabás;

17. y estando ellos reunidos, Pilato les preguntó:—¿A quién quieren ustedes que les ponga en libertad: a Jesús Barrabás, o a Jesús, el que llaman el Mesías?

18. Porque se había dado cuenta de que lo habían entregado por envidia.

19. Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa mandó a decirle: «No te metas con ese hombre justo, porque anoche tuve un sueño horrible por causa suya.»

20. Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud de que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

21. El gobernador les preguntó otra vez:—¿A cuál de los dos quieren ustedes que les ponga en libertad?Ellos dijeron:—¡A Barrabás!

22. Pilato les preguntó:—¿Y qué voy a hacer con Jesús, el que llaman el Mesías?Todos contestaron:—¡Crucifícalo!

23. Pilato les dijo:—Pues ¿qué mal ha hecho?Pero ellos volvieron a gritar:—¡Crucifícalo!

24. Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que el alboroto era cada vez mayor, mandó traer agua y se lavó las manos delante de todos, diciendo:—Yo no soy responsable de la muerte de este hombre; es cosa de ustedes.

25. Toda la gente contestó:—¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte!

26. Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran.

27. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron toda la tropa alrededor de él.

28. Le quitaron su ropa, lo vistieron con una capa roja

29. y le pusieron en la cabeza una corona tejida de espinas y una vara en la mano derecha. Luego se arrodillaron delante de él, y burlándose le decían:—¡Viva el Rey de los judíos!

30. También lo escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza.

San Mateo 27