54. Pedro lo siguió de lejos hasta dentro del patio de la casa del sumo sacerdote, y se quedó sentado con los guardianes del templo, calentándose junto al fuego.
55. Los jefes de los sacerdotes y toda la Junta Suprema buscaban alguna prueba para condenar a muerte a Jesús; pero no la encontraban.
56. Porque aunque muchos presentaban falsos testimonios contra él, se contradecían unos a otros.
57. Algunos se levantaron y lo acusaron falsamente, diciendo:
58. —Nosotros lo hemos oído decir: “Yo voy a destruir este templo que hicieron los hombres, y en tres días levantaré otro no hecho por los hombres.”
59. Pero ni aun así estaban de acuerdo en lo que decían.