45. Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
46. Llegaron a Jericó. Y cuando Jesús ya salía de la ciudad, seguido de sus discípulos y de mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino.
47. Al oír que era Jesús de Nazaret, el ciego comenzó a gritar:—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
48. Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más todavía:—¡Hijo de David, ten compasión de mí!
49. Entonces Jesús se detuvo, y dijo:—Llámenlo.Llamaron al ciego, diciéndole:—Ánimo, levántate; te está llamando.