38. Pero Jesús les dijo:—¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón?
39. Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.
40. Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies.
41. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:—¿Tienen aquí algo que comer?
42. Le dieron un pedazo de pescado asado,
43. y él lo aceptó y lo comió en su presencia.