33. Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros,
34. que les dijeron:—De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón.
35. Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.
36. Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:—Paz a ustedes.
37. Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu.
38. Pero Jesús les dijo:—¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón?
39. Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.
40. Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies.
41. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:—¿Tienen aquí algo que comer?
42. Le dieron un pedazo de pescado asado,
43. y él lo aceptó y lo comió en su presencia.