25. Entonces Jesús les dijo:—¡Qué faltos de comprensión son ustedes y qué lentos para creer todo lo que dijeron los profetas!
26. ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?
27. Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas.
28. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba a seguir adelante.
29. Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo:—Quédate con nosotros, porque ya es tarde. Se está haciendo de noche.Jesús entró, pues, para quedarse con ellos.
30. Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio.
31. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció.
32. Y se dijeron el uno al otro:—¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
33. Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros,
34. que les dijeron:—De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón.
35. Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.
36. Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:—Paz a ustedes.
37. Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu.
38. Pero Jesús les dijo:—¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón?
39. Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.
40. Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies.
41. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:—¿Tienen aquí algo que comer?
42. Le dieron un pedazo de pescado asado,