1. Entonces los israelitas comenzaron a gritar, y aquella noche se la pasaron llorando.
2. Todos ellos se pusieron a hablar mal de Moisés y de Aarón. Decían: «¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto, o aquí en el desierto!
3. ¿Para qué nos trajo el Señor a este país? ¿Para morir en la guerra, y que nuestras mujeres y nuestros hijos caigan en poder del enemigo? ¡Más nos valdría regresar a Egipto!»
4. Y empezaron a decirse unos a otros: «¡Pongamos a uno de jefe y volvamos a Egipto!»
5. Moisés y Aarón se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente delante de todo el pueblo,
6. y Josué y Caleb, que habían estado explorando el país, se rasgaron la ropa en señal de dolor
7. y dijeron a todos los israelitas:—¡La tierra que fuimos a explorar es excelente!
8. Si el Señor nos favorece, nos ayudará a entrar a esa tierra y nos la dará. Es un país donde la leche y la miel corren como el agua.
9. Pero no se rebelen contra el Señor, ni le tengan miedo a la gente de ese país, porque ellos van a ser pan comido para nosotros; a ellos no hay quien los proteja, mientras que nosotros tenemos de nuestra parte al Señor. ¡No tengan miedo!
36-37. En cuanto a los hombres que Moisés había enviado a explorar el país y que al volver dieron tan malos informes, haciendo que la gente murmurara, el Señor los hizo caer muertos.