15. Si vas a seguir tratándome así, mejor quítame la vida, si es que de veras me estimas. Así no tendré que verme en tantas dificultades.
16. Pero el Señor le contestó:—Reúneme a setenta ancianos israelitas, de los que sepas que tienen autoridad entre el pueblo, y tráelos a la tienda del encuentro y que esperen allí contigo.
17. Yo bajaré y hablaré allí contigo, y tomaré una parte del espíritu que tú tienes y se la daré a ellos para que te ayuden a sobrellevar a este pueblo. Así no estarás solo.
18. Luego manda al pueblo que se purifique para mañana, y comerán carne. Ya los he oído llorar y decir: “¡Ojalá tuviéramos carne para comer! ¡Estábamos mejor en Egipto!” Pues bien, yo les voy a dar carne para que coman,
19. y no sólo un día o dos, ni cinco o diez o veinte. No.
20. Comerán carne durante todo un mes, hasta que les salga por las narices y les dé asco, porque me han rechazado a mí, el Señor, que estoy en medio de ellos, y han llorado y han dicho ante mí: “¿Para qué salimos de Egipto?”
21. Entonces Moisés respondió:—El pueblo que viene conmigo es de seiscientos mil hombres de a pie, ¿y dices que nos vas a dar a comer carne durante un mes entero?
22. ¿Dónde hay tantas ovejas y vacas que se puedan matar y que alcancen para todos? Aun si les diéramos todo el pescado del mar, no les alcanzaría.
23. Pero el Señor le contestó:—¿Crees que es tan pequeño mi poder? Ahora vas a ver si se cumple o no lo que he dicho.
24. Moisés salió y contó al pueblo lo que el Señor le había dicho, y reunió a setenta ancianos israelitas y los colocó alrededor de la tienda.
25. Entonces el Señor bajó en la nube y habló con Moisés; luego tomó una parte del espíritu que Moisés tenía y se lo dio a los setenta ancianos. En cuanto el espíritu reposó sobre ellos, comenzaron a hablar como profetas; pero esto no volvió a repetirse.
26. Dos hombres, el uno llamado Eldad y el otro Medad, habían sido escogidos entre los setenta, pero no fueron a la tienda sino que se quedaron en el campamento. Sin embargo, también sobre ellos reposó el espíritu, y comenzaron a hablar como profetas en el campamento.
27. Entonces un muchacho fue corriendo a decirle a Moisés:—¡Eldad y Medad están hablando como profetas en el campamento!
28. Entonces Josué, hijo de Nun, que desde joven era ayudante de Moisés, dijo:—¡Señor mío, Moisés, prohíbeles que lo hagan!
29. Pero Moisés le contestó:—¿Ya estás celoso por mí? ¡Ojalá el Señor le diera su espíritu a todo su pueblo, y todos fueran profetas!
30. Entonces Moisés y los ancianos de Israel volvieron al campamento.
31. El Señor hizo que soplara del mar un viento que trajo bandadas de codornices, las cuales cayeron en el campamento y sus alrededores, cubriendo una distancia de hasta un día de camino alrededor del campamento, y formando un tendido de casi un metro de altura.
32. Todo ese día y toda la noche y todo el día siguiente la gente estuvo recogiendo codornices. El que menos recogió, recogió diez montones de codornices, que pusieron a secar en los alrededores del campamento.