Hechos 22:4-21 Dios Habla Hoy (DHH)

4. Antes perseguí a muerte a quienes seguían este Nuevo Camino, y los arresté y metí en la cárcel, ya fueran hombres o mujeres.

5. El jefe de los sacerdotes y todos los ancianos son testigos de esto. Ellos me dieron cartas para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allá en busca de creyentes, para traerlos aquí a Jerusalén y castigarlos.

6. »Pero mientras iba yo de camino, y estando ya cerca de Damasco, a eso del mediodía, una fuerte luz del cielo brilló de repente a mi alrededor,

7. y caí al suelo. Y oí una voz, que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”

8. Pregunté: “¿Quién eres, Señor?” Y la voz me contestó: “Yo soy Jesús de Nazaret, el mismo a quien tú estás persiguiendo.”

9. Los que iban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.

10. Yo pregunté: “¿Qué debo hacer, Señor?” Y el Señor me dijo: “Levántate y sigue tu viaje a Damasco. Allí se te dirá todo lo que debes hacer.”

11. Como el brillo de la luz me dejó ciego, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.

12. »Allí había un hombre llamado Ananías, que era muy piadoso y obediente a la ley de Moisés; todos los judíos que vivían en Damasco hablaban muy bien de él.

13. Ananías vino a verme, y al llegar me dijo: “Hermano Saulo, recibe de nuevo la vista.” En aquel mismo momento recobré la vista, y pude verlo.

14. Luego añadió: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al que es justo y oigas su voz de sus propios labios.

15. Pues tú vas a ser testigo suyo ante todo el mundo, y vas a contar lo que has visto y oído.

16. Y ahora, no esperes más. Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando el nombre del Señor.”

17. »Cuando regresé a Jerusalén, fui al templo a orar, y tuve una visión.

18. Vi al Señor, que me dijo: “Date prisa, sal rápidamente de Jerusalén, porque no van a hacer caso de lo que dices de mí.”

19. Yo le dije: “Señor, ellos saben que yo iba por todas las sinagogas y llevaba a la cárcel a los que creían en ti, y que los golpeaba,

20. y que cuando mataron a tu siervo Esteban, que daba testimonio de ti, yo mismo estaba allí, aprobando que lo mataran, e incluso cuidé la ropa de quienes lo mataron.”

21. Pero el Señor me dijo: “Ponte en camino, que voy a enviarte a naciones lejanas.”»

Hechos 22