13. »”Jerusalén, yo he querido limpiarte de la impureza de tu libertinaje, pero no has quedado limpia. Sólo quedarás limpia cuando descargue mi ira sobre ti.
14. Yo, el Señor, lo he dicho, y así será. Yo mismo voy a hacerlo, y no dejaré de cumplirlo; no tendré compasión ni me arrepentiré. Te castigaré por tu conducta y tus acciones. Yo, el Señor, lo afirmo.”»
15. El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
16. «Voy a quitarte de un solo golpe a la persona que tú más quieres. Pero no te lamentes ni llores; no derrames lágrimas.
17. Sufre en silencio y no guardes luto como se hace por los muertos. No andes con la cabeza descubierta ni vayas descalzo; no te cubras la cara en señal de dolor ni comas el pan que se come en tales casos.»
18. Por la mañana estuve hablando con la gente, y por la tarde murió mi esposa; a la mañana siguiente hice lo que el Señor me había ordenado.
19. Entonces la gente del pueblo me dijo: «Explícanos qué quiere decir para nosotros eso que estás haciendo.»
20. Yo les dije: «El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
21. “Dile al pueblo de Israel: Esto dice el Señor: Voy a profanar mi templo, que a ustedes tanto les gusta mirar y tanto quieren, y que es su orgullo y su fuerza; los hijos e hijas que ustedes dejaron en Jerusalén morirán asesinados.
22. Y diles: Ustedes harán lo mismo que yo he hecho: no podrán cubrirse la cara en señal de dolor, ni comer el pan que se come en tales casos.