7. —Ya no les den paja a los israelitas para que hagan adobes, como se ha estado haciendo; ¡que vayan ellos mismos a recoger la paja!
8. Pero exíjanles la misma cantidad de adobes que han hecho hasta ahora. ¡Ni un solo adobe menos! Son unos holgazanes, y por eso gritan: “¡Vayamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios!”
9. Hagan trabajar más duro a esa gente; manténganlos ocupados, para que no hagan caso de mentiras.
10. Los capataces y jefes de grupo salieron y fueron a decir a la gente:—El faraón ha dado órdenes de que ya no se les dé paja.
11. Ahora ustedes mismos tendrán que ir a recogerla en donde la encuentren. Pero no por eso se les va a rebajar la cantidad de adobes que tienen fijada.
12. Los israelitas se dispersaron por todo Egipto, en busca de rastrojo, para usarlo como paja.
15. Los jefes de grupo israelitas fueron a quejarse ante el faraón, y le dijeron:—¿Por qué trata así Su Majestad a estos siervos suyos?
16. Ya no se nos da paja y, sin embargo, se nos exige que hagamos adobes, y además se nos golpea. ¡La culpa es de la gente de Su Majestad!
17. Pero el faraón contestó:—¡Ustedes no son otra cosa que unos holgazanes! Por eso andan diciendo: “Vayamos a ofrecer sacrificios al Señor.”
18. ¡Váyanse a trabajar! Y aunque no se les dará ya paja, aun así tendrán que entregar la misma cantidad de adobes.
19. Los jefes de grupo israelitas se vieron en aprietos cuando se les dijo que no debían reducir la producción diaria de adobes.
20. Al salir de su entrevista con el faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que los estaban esperando,
21. y les dijeron:—Que el Señor mire lo que ustedes han hecho y los castigue. Porque ustedes tienen la culpa de que el faraón y sus funcionarios nos miren mal. Ustedes mismos les han puesto la espada en la mano para que nos maten.
22. Entonces Moisés dijo al Señor en oración:—Señor, ¿por qué tratas mal a este pueblo? ¿Para qué me enviaste?
23. Desde que vine a hablar con el faraón en tu nombre, él ha maltratado aún más a tu pueblo, y tú no has hecho nada para salvarlo.