1 Samuel 20:23-30 Dios Habla Hoy (DHH)

23. En cuanto a la promesa que nos hemos hecho, el Señor es nuestro testigo para siempre.

24. David se escondió en el campo, y cuando llegó la fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer.

25. Se sentó en el lugar de costumbre, junto a la pared. Jonatán se colocó enfrente, y Abner se sentó al lado de Saúl. El asiento de David quedó vacío.

26. Aquel día Saúl no dijo nada, porque se imaginó que algo impuro le habría ocurrido y no estaría purificado.

27. Pero al día siguiente, que era el segundo día de la fiesta, el asiento de David quedó también vacío. Entonces le preguntó Saúl a su hijo Jonatán:—¿Por qué no vino ayer el hijo de Jesé a la comida, ni tampoco hoy?

28. Y Jonatán le respondió:—David me pidió con urgencia permiso para ir a Belén.

29. Me rogó que le diera permiso, pues su familia celebraba un sacrificio en su pueblo y su hermano le ordenaba ir. También me dijo que si yo le hacía ese favor, se daría una escapada para visitar a sus parientes. Por eso no se ha sentado a comer con Su Majestad.

30. Entonces Saúl se enfureció con Jonatán, y le dijo:—¡Hijo de mala madre! ¿Acaso no sé que tú eres el amigo íntimo del hijo de Jesé, para vergüenza tuya y de tu madre?

1 Samuel 20