1 Reyes 1:40-53 Dios Habla Hoy (DHH)

40. Luego todos lo siguieron, tocando flautas. Era tal su alegría que parecía que la tierra se partía en dos por causa de sus voces.

41. Adonías y todos sus invitados acababan de comer cuando oyeron el ruido. Al oír Joab el sonido del cuerno, comentó:—¿Por qué habrá tanto alboroto en la ciudad?

42. Mientras él hablaba, llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar. Adonías le dijo:—Entra, pues tú eres un hombre importante y debes traer buenas noticias.

43. Jonatán respondió a Adonías:—Al contrario. David, nuestro señor y rey, ha hecho rey a Salomón,

44. y ha ordenado que el sacerdote Sadoc y el profeta Natán, así como Benaías, hijo de Joiadá, y los quereteos y los peleteos, acompañen a Salomón; y ellos lo han montado en la mula del rey.

45. Además, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han consagrado como rey en Guihón, y han regresado de allí muy contentos. Por eso está alborotada la ciudad, y ése es el ruido que ustedes han escuchado.

46. Además, Salomón ya ha tomado posesión del trono,

47. y los funcionarios del rey David han ido a felicitarlo y a desearle que Dios haga prosperar a Salomón y extienda su dominio más que el suyo. Incluso el propio rey David se inclinó en su cama para adorar a Dios,

48. y dijo: “Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que ha permitido hoy que un descendiente mío suba al trono, y que yo lo vea.”

49. Los invitados de Adonías se pusieron a temblar; luego se levantaron todos, y cada uno se fue por su lado.

50. Adonías, por su parte, por miedo a Salomón se levantó y se fue al santuario, y allí buscó refugio agarrándose a los cuernos del altar.

51. Alguien fue a decirle a Salomón:—Adonías tiene miedo de Su Majestad, y se ha refugiado en el altar. Pide que Su Majestad le jure ahora mismo que no lo va a matar.

52. Salomón respondió:—Si se porta como un hombre de bien, no caerá al suelo ni un pelo de su cabeza; pero si se descubre alguna maldad en él, morirá.

53. En seguida Salomón mandó que lo retiraran del altar. Luego Adonías fue y se inclinó ante el rey Salomón, y éste le ordenó que se fuera a su casa.

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