15. El mismo castigo que ha de caer sobre la gente, caerá también sobre los caballos, los mulos, los camellos, los asnos y todas las bestias que los enemigos tengan en sus campamentos.
16. Después de esto, los sobrevivientes de los mismos pueblos que lucharon contra Jerusalén irán año tras año a adorar al Rey, el Señor todopoderoso, y a celebrar la fiesta de las Enramadas.
17. Y si alguna de las naciones de la tierra no va a Jerusalén a adorar al Rey, el Señor todopoderoso, la lluvia no caerá en sus tierras.
18. Y si los egipcios no van, el Señor los castigará, del mismo modo que a cualquier otra nación que no vaya a celebrar la fiesta de las Enramadas.
19. Ese será el castigo de Egipto y de todas las naciones que no vayan a celebrar la fiesta de las Enramadas.
20. Aquel día, hasta los cascabeles de los caballos llevarán la inscripción “Consagrado al Señor”. Y los calderos del templo serán entonces tan sagrados como los tazones que están delante del altar.