1. Hermanos míos, vosotros que creéis en nuestro glorioso Señor Jesucristo no debéis hacer diferencias entre unas personas y otras.
4. entonces estáis haciendo diferencias entre vosotros mismos y juzgando con mala intención.
5. Queridos hermanos míos, oíd esto: Dios ha escogido a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en fe y para que reciban como herencia el reino que él ha prometido a los que le aman.
6. Vosotros, en cambio, los humilláis. ¿Acaso no son los ricos quienes os explotan y quienes a rastras os llevan ante las autoridades?
7. ¿No son ellos quienes hablan mal del precioso nombre que fue invocado sobre vosotros?
8. Haréis bien si de veras cumplís la ley suprema, tal como dice la Escritura: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
9. Pero si hacéis diferencias entre unas personas y otras, cometéis pecado y sois culpables ante la ley de Dios.
10. Porque si una persona obedece toda la ley, pero falla en un solo mandato, resulta culpable frente a todos los mandatos de la ley.