17. De entre los judíos, que eran como las ramas naturales del olivo, algunos fueron cortados, y en su lugar fuiste injertado tú, que eras como una rama de olivo silvestre. Así llegaste a tener parte en la misma raíz y en la misma savia del olivo.
18. Pero no te creas mejor que las ramas naturales. Y si te crees mejor, recuerda que no eres tú quien sostiene a la raíz sino que la raíz te sostiene a ti.
19. Tal vez dirás: “Sí, pero las ramas fueron cortadas para injertarme a mí en el olivo.”
20. Bien, pero fueron cortadas porque no tenían fe, mientras que tú estás ahí únicamente porque tienes fe. Así que no te jactes, sino más bien siente temor.