1. Un día del mes de Nisán, en el año veinte de su reinado, mientras le servía vino, el rey me vio tan triste
2. que me preguntó:–Te veo muy triste. ¿Qué te pasa? No pareces estar enfermo, así que has de tener algún problema.En aquel momento sentí un gran temor,
3. y le dije al rey:–¡Viva siempre Su Majestad! ¿Cómo no he de verme triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis padres se halla en ruinas y sus puertas han sido quemadas?