38. También fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
39. Los que pasaban le insultaban meneando la cabeza
40. y diciendo:–¡Tú, que derribas el templo y en tres días lo vuelves a levantar, sálvate a ti mismo! ¡Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz!
41. Del mismo modo se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, junto con los ancianos. Decían:
42. –Salvó a otros, pero él no se puede salvar. Es el Rey de Israel, ¡pues que baje de la cruz y creeremos en él!
43. Ha puesto su confianza en Dios, ¡pues que Dios le salve ahora, si de veras le quiere! ¿No nos ha dicho que es Hijo de Dios?
44. Y hasta los bandidos que estaban crucificados con él, le insultaban.
45. Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda aquella tierra quedó en oscuridad.
46. A eso de las tres, Jesús gritó con fuerza: “Elí, Elí, ¿lema sabaqtaní?” (es decir, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”)
47. Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron:–Está llamando al profeta Elías.
48. Al momento, uno de ellos corrió en busca de una esponja, la empapó en vino agrio, la ató a una caña y se la acercó para que bebiera.
49. Pero los demás decían:–Déjale, a ver si viene Elías a salvarle.
50. Jesús dio otra vez un fuerte grito, y murió.
51. En aquel momento, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas,