Jueces 9:11-30 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

11. Pero la higuera les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar sus dulces y sabrosos higos.

12. ‘Entonces los árboles pidieron a la vid que fuera su rey.

13. Pero la vid les dijo que no, pues para ser rey de los árboles tendría que dejar de dar su vino, el cual sirve para alegrar tanto a los hombres como a Dios.

14. ‘Por último, los árboles pidieron a un espino que fuera su rey.

15. Y el espino les dijo que, si de veras querían que él fuera su rey, todos tendrían que ponerse bajo su sombra; pero si no querían que fuera su rey, saldría de él un fuego que destruiría los cedros del Líbano.

16. ‘Ahora yo os pregunto: ¿Habéis actuado con verdad y honradez al hacer rey a Abimélec? ¿Habéis tratado a Jerubaal y a su familia con la misma bondad con que él os trató a vosotros?

17. Porque mi padre arriesgó su vida por vosotros cuando peleó para libraros del poder de los madianitas;

18. vosotros, en cambio, os habéis rebelado contra la familia de mi padre y habéis matado a sus setenta hijos contra una misma piedra. Por si fuera poco, habéis nombrado rey a Abimélec, hijo de la concubina de Jerubaal, solo porque él es pariente vuestro.

19. Pero yo os digo hoy: Si habéis tratado con verdad y honradez a Jerubaal y a su familia, que os vaya bien con Abimélec, y a él con vosotros;

20. pero si no, ¡que salga de Abimélec un fuego que destruya a todos los de Siquem y de Bet-miló, y que de Siquem y de Bet-miló salga un fuego que lo destruya a él!

21. Después de haber dicho esto, Jotam huyó y se fue a vivir a Beer, porque tenía miedo de su hermano Abimélec.

22. Abimélec dominó a los israelitas durante tres años,

23. pero Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los de Siquem, para que estos se rebelaran contra él,

24. y que así pagara Abimélec el sangriento asesinato de los setenta hijos de Jerubaal, y que pagaran también los de Siquem por haberle ayudado.

25. Los de Siquem tenían en los montes gente que se escondía y asaltaba a todos los que pasaban por el camino cercano. Y Abimélec se enteró de esto.

26. Un día, Gáal, el hijo de Ébed, pasó con sus hermanos por Siquem, y se ganó la confianza de los de aquella ciudad,

27. los cuales salieron al campo a vendimiar, e hicieron vino y celebraron una gran fiesta, comiendo y bebiendo en el templo de sus dioses y maldiciendo a Abimélec.

28. Y Gáal decía: “¿Quién se cree ser este Abimélec? No es más que un hijo de Jerubaal, y Zebul es su ayudante. Y nosotros, los de Siquem, ¿quiénes somos para andar como esclavos delante de ellos? Seamos esclavos de Hamor, el fundador de Siquem, pero no de Abimélec.

29. ¡Ah si yo fuera vuestro jefe, en seguida me desharía de Abimélec!” Además dijo: “¡Anda, Abimélec, reúne tu ejército y ven a pelear!”

30. Cuando Zebul, gobernador de la ciudad, se enteró de lo que andaba diciendo Gáal, se puso furioso

Jueces 9