3. Pero Jonás, en lugar de obedecer, trató de huir del Señor. Se fue al puerto de Jope, donde encontró un barco que estaba a punto de salir rumbo a Tarsis, compró un pasaje y se embarcó para ir allá.
4. Pero el Señor hizo que soplara un viento muy fuerte, y se levantó en alta mar una tempestad tan violenta que parecía que el barco iba a hacerse pedazos.
5. Los marineros estaban llenos de miedo, y cada cual invocaba a su dios. Por fin, para aligerar el barco, echaron toda la carga al mar. Mientras tanto, Jonás había bajado a la bodega del barco y se había quedado profundamente dormido.
6. El capitán fue a donde estaba Jonás y le dijo:–¿Qué haces tú ahí, dormilón? ¡Levántate y clama a tu Dios! Tal vez quiera ocuparse de nosotros y nos ponga a salvo.
7. Los marineros, entre tanto, se decían unos a otros:–Vamos a echar suertes, para ver quién tiene la culpa de esta desgracia.Echaron, pues, suertes, y Jonás resultó ser el culpable.
8. Entonces le dijeron:–Dinos por qué nos ha venido esta desgracia. ¿Qué negocio te ha traído aquí? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué raza eres?
9. Jonás les contestó:–Soy hebreo, y rindo culto al Señor, el Dios del cielo, creador del mar y de la tierra.
12. –Pues echadme al mar, y el mar se calmará –contestó Jonás–. Yo sé bien que soy el culpable de que esta tremenda tempestad se os haya venido encima.
13. Los marineros se pusieron a remar con todas sus fuerzas para acercarse a tierra, pero no lo lograron, porque el mar se embravecía por momentos.
14. Entonces clamaron al Señor diciendo: “Señor, no nos dejes morir por culpa de este hombre. Y si es inocente, no nos hagas responsables de su muerte, porque tú, Señor, actúas según tu voluntad.”
15. Dicho esto, echaron a Jonás al mar, y el mar se calmó.