4. Y crecerán como hierba bien regada,como álamos a la orilla de los ríos.
5. Uno dirá: ‘Yo soy del Señor’;otro se llamará descendiente de Jacob,y otro se grabará en la mano: ‘Propiedad del Señor’,y añadirá el nombre de Israel al suyo propio.”
6. El Señor, el rey y libertador de Israel,el Señor todopoderoso, dice:“Yo soy el primero y el último;fuera de mí no hay otro dios.
7. ¿Quién hay igual a mí?Que hable y me lo explique.¿Quién ha anunciado desde el principio el futuro,y dice lo que está por suceder?
8. Pero, ¡ánimo, no tengáis miedo!Yo así lo dije y lo anuncié desde hace mucho,y vosotros sois mis testigos.¿Hay acaso otro dios fuera de mí?No hay otro refugio; no conozco ninguno.”
9. Ninguno de los que hacen ídolos vale nada, y para nada sirven los ídolos que ellos tanto estiman. Los que les dan culto son ciegos y estúpidos, y por eso quedarán en ridículo.
10. El que funde una estatua para adorarla como a un dios, pierde su tiempo.
11. Todos los que la adoren quedarán en ridículo. Los que fabrican ídolos son simples hombres. Si todos juntos se presentaran a juicio, quedarían humillados y llenos de terror.
12. Veamos qué hace el herrero: toma su cincel y, después de calentar el metal entre las brasas, le da forma a golpes de martillo. Lo trabaja con su fuerte brazo. Pero si el herrero no come, se le acaba la fuerza, y si no bebe agua, se cansa.
13. O veamos el escultor: toma las medidas con su regla, traza el dibujo con lápiz y compás, y luego lo trabaja con escoplo; así hace una estatua dándole la figura de una persona e imitando la belleza humana, y luego la instala en un templo.
14. O también, alguien planta cedros y la lluvia los hace crecer; después tendrá cedros para cortar. O si prefiere cipreses o robles, los cuidará en el bosque hasta que sean bien gruesos.
15. Luego la gente los usará para hacer fuego; se llevarán unos trozos para calentarse con ellos, y otros para cocer pan. Y aun con otros trozos harán la estatua de un dios, y se inclinarán ante ella adorándola.
16. O también: la mitad de la madera la pone uno a arder en el fuego, y asa carne, se come el asado y queda satisfecho. También se calienta con ella, y dice: “¡Qué bien se está junto al fuego; ya estoy entrando en calor!”
17. Después, con la madera sobrante, hace la estatua de un dios, se inclina ante ella para adorarla y suplicante le dice: “¡Sálvame, porque tú eres mi dios!”
18. Esa gente no sabe, no entiende; tienen los ojos tan ciegos que no pueden ver, y el entendimiento tan cerrado que no pueden comprender.
19. No se ponen a pensar, les falta entendimiento para comprender y decir: “La mitad de la madera la puse a arder y en las brasas cocí pan, asé carne y me la comí; del resto hice esta cosa detestable, ¡y lo que estoy adorando es un pedazo de palo!”