28. Hermanos, vosotros sois como Isaac: sois los hijos que Dios había prometido.
29. Pero así como en aquel tiempo el hijo que nació según las leyes de la naturaleza perseguía al hijo que nació por obra del Espíritu, así también sucede ahora.
30. Pero ¿qué dice la Escritura? Pues dice: “Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no puede compartir la herencia con el hijo de la libre.”
31. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.