7. Lejos de eso, reconocieron que Dios me había confiado la misión de anunciar el evangelio a los no judíos, así como a Pedro le había confiado la misión de anunciárselo a los judíos.
8. Pues el mismo que envió a Pedro como apóstol a los judíos me envió también a mí como apóstol a los no judíos.
9. Así pues, Santiago, Cefas y Juan, que eran tenidos por columnas de la iglesia, reconocieron que Dios me había concedido este privilegio. Y para confirmar que nos aceptaban como compañeros, nos dieron la mano a mí y a Bernabé, y estuvieron de acuerdo en que nosotros fuésemos a trabajar entre los no judíos, en tanto que ellos trabajarían entre los judíos.
10. Tan solo nos pidieron que nos acordásemos de los pobres, cosa que me he esforzado en hacer.