1. El Señor se dirigió a mí y me dijo:
2. “Había una vez dos mujeres, hijas de la misma madre.
3. Desde jóvenes, ambas mujeres se entregaron a la prostitución; en Egipto dejaron que les manosearan los pechos y perdieron su virginidad.
4. La mayor se llamaba Oholá (que representa a Samaria), y su hermana, Oholibá (que representa a Jerusalén). Yo las tomé por esposas, y me dieron hijos e hijas.
14-15. Pero fue aún más lejos en sus prostituciones: vio en las paredes imágenes de babilonios, grabadas y pintadas de rojo; todos ellos tenían aspecto de oficiales, a juzgar por sus cinturones y turbantes.