1. El Señor se dirigió a mí y me dijo:
2. “Tú, hombre, hazle ver a Jerusalén las cosas tan detestables que ha hecho.
3. Dile: ‘Esto dice el Señor: Por lo que toca a tu origen, tú, Jerusalén, eres cananea de nacimiento; tu padre fue amorreo y tu madre hitita.
4. El día en que naciste no te cortaron el ombligo ni te bañaron, no te frotaron con sal ni te fajaron.
5. Nadie tuvo compasión de ti ni se preocupó de hacerte esas cosas. El día en que naciste te dejaron tirada en el campo porque sentían asco de ti.
6. Yo pasé junto a ti, y al verte pataleando en tu sangre, decidí que debías vivir.
7. Te hice crecer como una planta del campo. Te desarrollaste, llegaste a ser grande y te hiciste mujer. Tus pechos se hicieron firmes y te brotó el vello; pero estabas completamente desnuda.