2. Después envió una tercera parte del ejército al mando de Joab, otra tercera parte al mando de Abisai, hijo de Seruiá y hermano de Joab, y la otra tercera parte al mando de Itai, el de Gat. Y a todo el ejército le dijo:–Yo iré con vosotros a la batalla.
3. Pero ellos le respondieron:–No, no haga eso Su Majestad, porque al enemigo poco le importa que huyamos o que muera la mitad de nosotros, pero Su Majestad vale tanto como diez mil de nosotros. Por eso es mejor que Su Majestad se quede en la ciudad para enviarnos refuerzos desde aquí.
4. –Haré lo que os parezca mejor –les respondió el rey, poniéndose inmediatamente a un lado de la entrada de la ciudad, mientras el ejército salía en formaciones de cien en cien y de mil en mil.
5. Además el rey ordenó a Joab, a Abisai y a Itai que, en atención a él, trataran con consideración al joven Absalón, y todo el ejército escuchó la orden que el rey dio a los jefes acerca de Absalón.
6. Así pues, las tropas marcharon al campo para enfrentarse con las tropas de Israel.La batalla tuvo lugar en el bosque de Efraín, y
7. los de Israel fueron derrotados por los seguidores de David. Hubo una gran matanza aquel día, pues murieron veinte mil hombres.
8. La lucha se había extendido por todo el territorio, y en esta ocasión el bosque mismo causó más muertes que la espada.
9. Absalón, que iba montado en un mulo, se encontró de repente frente a los seguidores de David. Entonces el mulo se metió por debajo de una gran encina, y a Absalón se le trabó la cabeza en las ramas y quedó colgando en el aire, pues el mulo siguió adelante.
10. Alguien que lo vio, fue a decirle a Joab:–He visto a Absalón colgando de una encina.
11. Joab le respondió:–Pues si lo has visto, ¿por qué no lo has derribado muerto allí mismo? Yo con mucho gusto te habría dado diez monedas de plata y un cinturón.
12. Pero aquel hombre contestó a Joab:–Aunque me dieras mil monedas de plata, no atentaría yo contra el hijo del rey; porque nosotros escuchamos cómo el rey os ordenaba, a ti, a Abisai y a Itai, que protegieseis al joven Absalón.
13. Por otra parte, si yo hubiera hecho tal cosa habría sido en vano, porque no hay nada oculto para el rey y tú no habrías hecho nada por protegerme.
14. –No voy a perder más tiempo contigo –respondió Joab, y tomando tres dardos los clavó en el corazón de Absalón, que aún estaba vivo en la encina.
15. Luego diez asistentes de Joab rodearon a Absalón, y lo remataron.
16. A continuación Joab ordenó que tocaran la trompeta, y las tropas dejaron de perseguir a los de Israel, porque Joab las detuvo.