3. Luego el rey se volvió de frente a toda la comunidad israelita, que estaba de pie, y la bendijo
4. diciendo: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido lo que prometió a David, mi padre, cuando le dijo:
5. ‘Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo, no había escogido yo ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel para que en ella se construyera un templo donde residiera mi nombre, ni había escogido a ningún hombre para que fuera el guía de mi pueblo Israel,
6. pero escogí a Jerusalén para que mi nombre resida allí, y escogí a David para que gobernara a mi pueblo Israel.’
7. David, mi padre, tuvo el deseo de construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel.
8. Sin embargo, el Señor le dijo: ‘Haces bien en querer construirme un templo;
9. pero no serás tú quien lo construya, sino el hijo que tendrás. Él será quien me construya el templo.’
29-30. escucha entonces toda oración o súplica hecha por cualquier persona, o por todo tu pueblo Israel, que al ver su desgracia y dolor extienda sus manos en oración hacia este templo. Escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concede tu perdón; da a cada uno según merezcan sus acciones, pues solo tú conoces las intenciones y el corazón del hombre.
31. Así te honrarán y te obedecerán mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.
32. “Aun si un extranjero, uno que no sea de tu pueblo, viene de tierras lejanas por causa de tu nombre grandioso y de tu gran despliegue de poder, y ora hacia este templo,
33. escúchale tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concédele todo lo que te pida, para que todas las naciones de la tierra te conozcan y te honren como lo hace tu pueblo Israel, y comprendan que tu nombre es invocado en este templo que yo te he construido.
34. “Cuando tu pueblo salga a luchar contra sus enemigos, dondequiera que tú lo envíes, si ora a ti en dirección de esta ciudad que tú escogiste y del templo que yo te he construido,
35. escucha tú desde el cielo su oración y su ruego, y defiende su causa.
36. “Y cuando pequen contra ti, pues no hay nadie que no peque, y tú te enfurezcas con ellos y los entregues al enemigo para que los haga cautivos y los lleve a otro país, sea lejos o cerca;
37. si en el país adonde hayan sido desterrados se vuelven a ti, y te suplican y reconocen que han pecado y hecho lo malo;
38. si se vuelven a ti con todo su corazón y toda su alma en el país adonde los hayan llevado cautivos, y oran en dirección de esta tierra que diste a sus antepasados, y de la ciudad que escogiste, y del templo que te he construido,
39. escucha tú sus oraciones y súplicas desde el cielo, desde el lugar donde habitas, defiende su causa y perdona a tu pueblo sus pecados contra ti.
40. “Atiende, pues, Dios mío, y escucha las oraciones que se hagan en este lugar.
41. “Levántate, Dios y Señor, con tu arca poderosa,y ven al lugar donde has de descansar.Que tus sacerdotes, Dios y Señor, se revistan de la salvación,y que tus fieles gocen de prosperidad.
42. No desaires, Dios y Señor, al rey que has escogido.Recuerda tu amor a David, tu siervo.”