8. Por eso, la ira del Señor se encendió contra Judá y Jerusalén, y las dejó convertidas en algo que causaba terror y espanto, como ya lo habéis visto con vuestros propios ojos.
9. Por eso cayeron muertos nuestros padres en la guerra, y nuestros hijos e hijas y nuestras esposas fueron llevados prisioneros.
10. Así pues, he decidido hacer un pacto con el Señor, Dios de Israel, para que aparte su ira de nosotros.