26. Los levitas estaban de pie con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes con las trompetas.
27. Entonces Ezequías dispuso que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y en el momento de comenzar el holocausto, comenzaron también los cantos en honor del Señor, y el toque de las trompetas, acompañados por los instrumentos musicales del rey David.
28. La comunidad estaba de rodillas, en actitud de adoración, mientras el coro cantaba y los sacerdotes tocaban las trompetas. Todo esto duró hasta que se terminó el holocausto;
29. en aquel momento, el rey y todos los que le acompañaban se arrodillaron en actitud de adoración.
30. Después el rey Ezequías y las autoridades ordenaron a los levitas que alabaran al Señor con los salmos de David y del profeta Asaf. Y ellos lo hicieron con mucha alegría, y también se arrodillaron en actitud de adoración.
31. Luego Ezequías dijo a la gente: “Ya que vosotros os habéis consagrado ahora al Señor, acercaos y traed sacrificios y ofrendas de acción de gracias para el templo del Señor.” Entonces la comunidad llevó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y los que tuvieron voluntad de hacerlo, ofrecieron holocaustos.
32. Los animales que llevó la comunidad para los holocaustos fueron setenta toros, cien carneros y doscientos corderos. Todo era para ofrecerlo al Señor como holocausto.
33. El total de animales ofrecidos fue de seiscientas reses y tres mil cabezas de ganado menor.
34. Pero como había pocos sacerdotes y no alcanzaban a desollar a todos los animales para los holocaustos, tuvieron que ayudarles sus hermanos los levitas a terminar la labor, hasta que los otros sacerdotes se hubieron purificado. Porque los levitas se habían mostrado mejor dispuestos a purificarse que los sacerdotes.
35. Además había una gran cantidad de holocaustos que ofrecer, y la grasa de los sacrificios de reconciliación, y las ofrendas de vino que se hacían junto con los holocaustos.De este modo se restableció el culto en el templo del Señor.
36. Y tanto Ezequías como todo el pueblo se alegraron de lo que Dios había hecho por el pueblo, pues todo había sucedido con gran rapidez.