23. y que el Señor recompense a cada cual según su lealtad y sinceridad. Aunque el Señor puso hoy a Su Majestad en mis manos, no quise alzar mi mano contra el rey que él ha escogido.
24. Y así como hoy he respetado la vida de Su Majestad, así quiera el Señor respetar la mía y me libre de toda angustia.
25. Saúl exclamó entonces:–¡Bendito seas, David, hijo mío! ¡Tú emprenderás grandes cosas y tendrás éxito en todo!Después de esto, Saúl regresó a su casa y David siguió su camino.