2. Jonatán le contestó:–¡Dios no lo quiera! ¡No te matará! Ten en cuenta que mi padre no hace nada, sea o no sea importante, sin comunicármelo. ¿Por qué razón iba mi padre a ocultarme este asunto? ¡No puede ser!
3. Pero David insistió:–Tu padre sabe muy bien que yo cuento con tu estima, y no querrá que lo sepas, por evitarte un disgusto. ¡Pero te juro por el Señor y por ti mismo que estoy a un paso de la muerte!
4. Entonces Jonatán le preguntó:–¿Qué quieres que yo haga por ti?
5. David respondió:–Mira, mañana es la fiesta de la luna nueva, y debo sentarme a comer con el rey. Pero déjame que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde,
6. y si tu padre pregunta por mí, dile que yo te pedí con urgencia permiso para ir a mi pueblo, a Belén, porque toda mi familia celebra allí el sacrificio anual.
7. Si contesta que está bien, quiere decir que puedo estar tranquilo; pero si se enoja, sabrás que ha decidido hacerme daño.
8. Así que hazme este favor, ya que soy tu servidor y nos hemos jurado amistad ante el Señor. Ahora bien, si la culpa es mía, mátame tú mismo. No es necesario que me lleves ante tu padre.
9. Pero Jonatán respondió:–¡No pienses tal cosa! Si me entero de que mi padre está resuelto a hacerte algún daño, te lo comunicaré.
15-16. no dejes de ser bondadoso con mi familia. ¡Que el Señor pida cuentas a tus enemigos y los destruya por completo!De esta manera, Jonatán hizo un pacto con David,
17. y por el afecto que Jonatán le tenía, volvió a hacerle el juramento, pues le quería tanto como a sí mismo.
18. Luego le dijo:–Mañana es la fiesta de luna nueva, y como tu asiento va a estar desocupado, te echarán de menos.
19. Pero al tercer día se notará aún más tu ausencia. Por tanto, vete al sitio donde te escondiste la vez pasada, y colócate junto a aquel montón de piedras.
20. Yo lanzaré tres flechas hacia aquel lado, como si estuviera tirando al blanco,
21. y diré a mi criado: ‘Ve a buscar las flechas.’ Si le digo: ‘Las flechas están más acá de ti; anda, cógelas’, podrás salir tranquilo, porque nada te va a pasar. Te lo juro por el Señor.
22. Pero si le digo: ‘Las flechas están más allá’, vete, porque el Señor quiere que te vayas.
23. En cuanto a la promesa que nos hemos hecho, el Señor es nuestro testigo para siempre.
24. David se escondió en el campo, y cuando llegó la fiesta de la luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer.