2. Así dice el Señor todopoderoso: ‘Voy a castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues se interpusieron en su camino cuando venía de Egipto.
3. Por lo tanto, ve y atácalos; destrúyelos junto con todas sus posesiones, y no les tengas compasión. Mata hombres y mujeres, niños y recién nacidos, y también toros y ovejas, camellos y asnos.’
4. Saúl mandó llamar al pueblo y le pasó revista en Telaím. Eran doscientos mil hombres de infantería y diez mil hombres de Judá.
5. Después Saúl se dirigió a la capital de Amalec y tomó posiciones junto al arroyo,
6. y dijo a los quenitas:–¡Apartaos! ¡Salid de en medio de los amalecitas, para que no os destruya junto con ellos; pues vosotros os portasteis bien con los israelitas cuando venían de Egipto!Los quenitas se apartaron de los amalecitas.
7. Entonces Saúl atacó a los amalecitas desde Havilá hasta la entrada de Sur, que está en la frontera de Egipto, y los derrotó;
8. tomó prisionero a Agag, su rey, y mató a filo de espada a todo su ejército.
9. Sin embargo, Saúl y su ejército dejaron con vida a Agag, y no mataron las mejores ovejas, ni los toros, ni los becerros más gordos, ni los carneros, ni destruyeron las cosas de valor, aunque sí destruyeron todo lo que era inútil y de poco valor.
10. Luego el Señor habló a Samuel y le dijo:
11. –Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis órdenes.Samuel se sintió muy entristecido, y pasó toda la noche rogando al Señor.
12. A la mañana siguiente madrugó para ir al encuentro de Saúl, pero le informaron de que este se había ido a Carmel, que allí se había levantado un monumento y que luego, dando un rodeo, había continuado hacia Guilgal.
13. Cuando Samuel llegó adonde estaba Saúl, este le dijo:–El Señor te bendiga. Ya he cumplido la orden del Señor.