16. No pienses que soy una mala mujer, sino que he estado orando todo este tiempo porque estoy preocupada y afligida.
17. –Vete en paz –le contestó Elí–, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.
18. –Muchas gracias –contestó ella.Luego Ana regresó por donde había venido, se fue a comer y nunca más volvió a estar triste.