9. Yo pregunté: “Señor, ¿quiénes son esos jinetes?” Y el ángel que hablaba conmigo me contestó: “Yo te mostraré quiénes son.”
10. Entonces el que estaba entre los arrayanes dijo: “Estos son los que el Señor ha enviado a recorrer toda la tierra.”
11. Los jinetes dijeron entonces al ángel del Señor que estaba entre los arrayanes: “Hemos recorrido toda la tierra, y la hemos encontrado tranquila y en paz.”
12. El ángel del Señor dijo: “Señor todopoderoso, hace ya setenta años que estás enojado con Jerusalén y con las ciudades de Judá. ¿Cuánto tiempo habrá de pasar aún antes de que vuelvas a tener compasión de ellas?”
13. El Señor respondió con bondadosas palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo,
14. y luego el ángel me ordenó que anunciara: “Esto dice el Señor todopoderoso: ‘Yo amo profundamente a Jerusalén y al monte Sión.
15. Por eso mi furor se ha encendido contra esas naciones despreocupadas que, cuando yo estaba un poco enojado, ayudaron a agravar la maldad.
16. Por lo tanto, yo, el Señor, digo: Ahora me he vuelto con compasión a Jerusalén, y haré que el templo y toda la ciudad sean reconstruidos.’ ”
17. El ángel me dijo además: “Anuncia también esto: ‘El Señor todopoderoso dice: Yo haré que mis ciudades prosperen mucho otra vez; daré nuevo aliento a Sión y proclamaré de nuevo a Jerusalén como mi ciudad elegida.’ ”
18. Tuve otra visión, en la que vi aparecer cuatro cuernos.
19. Pregunté al ángel que estaba hablando conmigo qué significaban aquellos cuernos, y él me contestó: “Estos cuernos representan el poder de los que han dispersado por todas partes a los habitantes de Judá, Israel y Jerusalén.”
20. Después el Señor me hizo ver a cuatro herreros.
21. Yo pregunté: “¿A qué han venido estos herreros?” Y él me contestó: “Así como esos cuernos representan a aquellos que dispersaron a Judá de modo que nadie podía levantar cabeza, estos herreros han venido a hacer temblar de espanto y a cortar los cuernos a las naciones que, dando cornadas a Judá, dispersaron a sus habitantes.”