8. Haréis bien si de veras cumplís la ley suprema, tal como dice la Escritura: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
9. Pero si hacéis diferencias entre unas personas y otras, cometéis pecado y sois culpables ante la ley de Dios.
10. Porque si una persona obedece toda la ley, pero falla en un solo mandato, resulta culpable frente a todos los mandatos de la ley.
11. El mismo Dios que dijo: “No cometas adulterio”, dijo también: “No mates”. Así que, si uno no comete adulterio, pero mata, ya ha violado la ley.
12. Vosotros debéis hablar y portaros como quienes van a ser juzgados por la ley que nos trae libertad.
13. Pues los que no han tenido compasión de otros, sin compasión también serán juzgados; pero los que han tenido compasión, saldrán victoriosos en la hora del juicio.
14. Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarle esa fe?
15. Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida necesarias para el día;
16. si uno de vosotros les dice: “Que os vaya bien; abrigaos y comed cuanto queráis”, pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve?
17. Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta.
18. Tal vez alguien dirá: “Tú tienes fe y yo tengo hechos. Muéstrame tu fe sin hechos y yo te mostraré mi fe por mis hechos.”
19. Tú crees que hay un solo Dios, y en eso haces bien; pero también los demonios lo creen y tiemblan de miedo.
20. No seas tonto; reconoce que si la fe no va acompañada de hechos, es una fe inútil.