8. Con esto, el Espíritu Santo nos da a entender que, mientras la primera parte de la tienda seguía sirviendo para el culto, el camino al santuario todavía no estaba abierto.
9. Todo esto es un símbolo para el tiempo presente; pues las ofrendas y sacrificios que allí se ofrecen a Dios no pueden hacer perfecta la conciencia de los que así le adoran.
10. Se trata únicamente de alimentos, bebidas y ciertas ceremonias de purificación, que son normas externas y que solo tienen valor mientras Dios no cambie las cosas.
11. Pero Cristo ya vino, y él es ahora el sumo sacerdote de los bienes definitivos. El santuario donde actúa como sumo sacerdote es mejor y más perfecto, y no ha sido hecho por los hombres; es decir, no pertenece a esta creación.
12. Cristo ha entrado en el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y becerros sino su propia sangre. Ha entrado una sola vez y para siempre, y ha obtenido para nosotros la salvación eterna.