18. Claro está que es bueno interesarse por los demás, pero con buenas intenciones. Y así ha de ser siempre, y no solamente mientras estoy entre vosotros.
19. Hijitos míos, otra vez sufro dolores por vosotros, como los dolores de parto de una madre. Y seguiré sufriéndolos hasta que Cristo se forme en vosotros.
20. ¡Ojalá estuviera yo ahí ahora mismo para hablaros de otra manera, pues no sé qué pensar de vosotros!