1. “Si alguno de vosotros ve perdido el buey o el cordero de un compatriota, no debe desentenderse de ello, sino que lo llevará a su compatriota.
2. Pero si el dueño no es vecino ni conocido suyo, llevará el animal a su casa y lo tendrá allí hasta que su compatriota lo reclame; entonces deberá devolvérselo.