3-4. El día primero del mes undécimo, en el año cuarenta, después de haber derrotado Moisés a Sihón, rey de los amorreos, que vivía en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que vivía en Astarot, en la región de Edrei, Moisés comunicó a los israelitas todas las cosas que el Señor le había ordenado que ellos cumplieran.
28. Y ahora, ¿a dónde vamos a ir? Nuestros compatriotas dicen que allí hay gente más poderosa y alta que nosotros, y grandes ciudades rodeadas de altísimas murallas, y que hasta vieron descendientes del gigante Anac. Todo eso nos ha desanimado por completo.’
29. “Entonces yo os respondí: ‘No os alarméis. No les tengáis miedo.
30. El Señor vuestro Dios marcha delante de vosotros y combatirá por vosotros, tal como visteis que hizo en Egipto
31. y en el desierto. El Señor vuestro Dios os ha tomado en sus brazos durante todo el camino que habéis recorrido hasta llegar a este lugar, como un padre que toma en brazos a su hijo.’
32. Sin embargo, no confiasteis en el Señor vuestro Dios,
33. el cual iba delante de vosotros para escoger el lugar donde debíais acampar. De noche os señalaba con fuego el camino que teníais que seguir, y de día os lo señalaba con una nube.
34. “Cuando el Señor oyó vuestras murmuraciones, se enojó mucho e hizo este juramento:
35. ‘Ni una sola persona de esta mala generación verá la buena tierra que prometí dar a vuestros antepasados.
36. Haré una excepción con Caleb, hijo de Jefuné; él sí la verá, y a él y a sus descendientes les daré la tierra donde pongan el pie, por haber seguido con toda fidelidad al Señor.’
37. “Y por culpa vuestra, el Señor se enojó también conmigo y me dijo: ‘Tampoco tú entrarás en esa tierra.
38. En tu lugar entrará tu ayudante Josué, hijo de Nun. Anímale, pues él será quien entregue el país a Israel.