8. Así pues, el que desprecia estas enseñanzas no desprecia a ningún hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.
9. En cuanto al amor fraternal, no tengo necesidad de escribiros, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros unos a otros,
10. y así lo hacéis con todos los hermanos que viven en Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que vuestro amor aumente todavía más.
11. Procurad vivir tranquilos y ocupados en vuestros propios asuntos, trabajando con vuestras manos como os hemos encargado,
12. para que os respeten los de fuera y no tengáis que depender de nadie.
13. Hermanos, no queremos que ignoréis lo que ocurre con los muertos. De este modo no os entristeceréis como los que no tienen esperanza.