34. y mirando al cielo, gimió, y dijo: Efata: que es decir: Sé abierto.
35. Luego fueron abiertos sus oídos, y fue desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien.
36. Y les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.
37. Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.