9. a la tarde del día, ya que oscurecía; en la oscuridad y tiniebla de la noche.
10. Y he aquí, una mujer que le sale al encuentro con atavío de ramera, guardada de corazón,
11. alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
12. unas veces de fuera, o bien por las plazas, acechando por todas las esquinas.
13. Y traba de él, y lo besa; desvergonzó su rostro, y le dijo:
14. Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos;