34. Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días.
35. Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso tomar consolación, y dijo: Porque yo descenderé a mi hijo enlutado hasta la sepultura. Y lo lloró su padre.
36. Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial del Faraón, capitán de los de la guardia.